domingo, 2 de diciembre de 2007

MUERTE Y CONSUMO

Los críticos de Warhol reconocen que el eje de su arte es la obsesión por la muerte. La "presencia" de sus objetos plasma una rebelión contra el paso del tiempo, el movimiento, el individualismo. Un Andy Warhol desesperado ante la fugacidad, coagula en las serigrafías imágenes que claman por atención.
De ahí que todos sus objetos: las sopas, las botellas de Coca Cola, los sellos postales, los billetes, los plátanos hablen de un proceso de decadencia que intenta ser detenido. Sus cuadros de portadas de periódicos reflejan toda su fijación con lo efímero que busca ser captado. Presenta asuntos fascinantes, triviales, asuntos de Hollywood que intentaba preservar. De ahí su preferencia por los diarios sensacionalistas, pasionales, fugaces, escandalosos. Su obsesión con la muerte se verá en el cuadro "129 Die in jet", donde el titular refleja su fijación con la violencia, la inmediatez, los accidentes como fenómeno mediático: atributos de una cultura de masas y del consumo.
Esta temática de la muerte se percibe en los retratos de gente famosa. Su obsesión por el retrato se une con su obsesión de otorgar perpetuidad a lo efímero. Fama y permanencia son rescatadas en Warhol a través de los retratos de vivos y muertos: Elizabeth Taylor, Jackie Kennedy, Elvis Presley, Troy Donahue, Marlon Brando, Warren Beatty, entre otros. Sin embargo, el de Marilyn Monroe es el más fascinante. Warhol conmemora a la artista, ya muerta. Realiza sus retratos en serie, aludiendo a la repetición de su imagen en los medios masivos, pero también la aísla en la tela, rescatando la unicidad, su condición de estrella.
Su fijación con lo conmemorativo y lo pasajero lo llevará a retratarse a él mismo. Y su motivación hacia el cine se explica por la misma obsesión: en la cinta, el tiempo es preservado y los objetos son inmortalizados.
Aquella obsesión con la muerte se explica por la sociedad de consumo, que produce objetos perecibles, transitorios. Incluso las sopas envasadas Campbell, tienen fecha de expiración. Warhol es parte de ese mundo de consumo. Consciente de que sus objetos de devoción, las estrellas de Hollywood, destellan por poco tiempo, su biblioteca contiene todo lo escrito acerca de aquellos famosos.

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